Esta es una historia que en mucho momentos duele.
La protagonista, Anna, podría tenerlo todo, pero siente que no controla nada y que lo único que puede controlar es lo que come, llevándola todo eso a una grave anorexia.
Tan grave es su situación que su marido decide internarla en una casa en la que todas las chicas tiene problemas de alimentación, anorexia, bulimia, atracones...
Anna y su marido Matthias son de París pero a él le ofrecen un buen trabajo en EEUU y se trasladan juntos allí, al principio todo va bien pero Anna termina por sentirse muy sola y triste en un pais extraño, comiendo cada vez menos y dejando de cuidarse.
Cuando ingresa en el centro pesa tan solo 40 kilos y está destruida, pero poco a poco va dándose cuenta de que tiene muchos motivos en la vida por los que luchar y vivir, su marido, su padre, su familia, sus ilusiones...
Ella quisiera tener un bebé pero sabe que mientras esté así nunca podrá y eso para Anna es un incentivo para superar la enfermedad.
En el tiempo que pasa en el centro conocemos también los casos de otras chicas y vemos como son de terribles estas enfermedades.
La novela me ha gustado mucho, me ha parecido una historia muy sincera y valiente que nos enseña una realidad muy dura, presente en muchas familias.
La historia es muy dinámica y amena, se lee muy bien, los capítulos son cortos y bien enlazados.
La autora retrata tan bien estas enfermedades que en algunos momentos llegas a sentir la angustia de la protagonista ante la comida y la lucha de las personas por superar estas enfermedades.
Libro muy recomendable, muy intenso y con una gran sensibilidad.
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